“Creo que los límites del cuerpo son porosos y que, al atravesarlos, abrimos nodos dentro de una red viviente que se reconfigura con cada movimiento. La vulnerabilidad de estar viva en presencia con un público revela lo sagrado del instante y habilita nuevas formas de ver, sentir y estar en el mundo. Veo la performance como el arte de transformación. En mis prácticas de guía y creación trabajo con esa tensión: abrir cuerpos, deseos y memorias para luego ver cómo todo eso se despliega en formas artísticas que transforman tanto al performer como a quienes participan. Mi práctica es un acto alquímico de recibir, transformar y compartir.”